Reconozco que desde que se publicó el Speculum monachorum de Louis de Blois ha llovido mucho. Reconozco que hay cambios ineludibles y costumbres obsoletas. Pero no puedo dejar de preguntarme si el núcleo fundamental ha variado tanto como para llegar al punto en que un benedictino o una benedictina que se enfrentara a las primeras páginas de la obra difícilmente se reconociera en tal espejo. Me pregunto si el monachus non es ("no eres monje") podría llegar a sonar vivencialmente repetido en su conciencia. El ideal monástico del Speculum aparece diametralmente opuesto a alguno de los monjes o monjas que aparecen en los medios.
Me refiero a una monja que ha presentado un libro en que la entrevistan. El libro debe ser un prodigio editorial, ya que, dicen, ha sido escrito "a seis manos". Lo poco que uno sabe son algunas frases de la presentación realmente sorprendentes. Siempre es peligroso descontextualizar ciertas proposiciones, aunque el hecho de que la crónica esté redactada por la flamante Presidenta de la Asociación Internacional de Periodistas de Religión ofrece al menos cierta garantía de fidelidad.
Una frase sorprendente sería ésta: "No hay ningún líder contemporáneo europeo que tenga la cultura que tiene Hugo Chávez". Hay que recordar que estamos ante un libro escrito a seis manos, no ante una charla banal en una barbería, en la que podría colarse impunemente cualquier disparate. Es una frase que a mucha gente no le ha gustado, que han criticado muy alegremente, casi como en una tertulia de barbería. Hay que pensar un poquito más antes de pulsar alegremente en el teclado. ¿Quiénes de los que se han permitido juzgar esta afirmación saben qué concepto de cultura maneja la monja? ¿No será que juzgan sólo por las apariencias chavistas? ¿No recuerdan, por ejemplo, que detrás de aquel "divino-Dalí" que parecía un loco imbécil se velaba un genio auténtico? Además, ¿cuántos de los que se han permitido denostar esta afirmación conocen realmente el nivel de cultura de todos los líderes contemporáneos europeos? Ya se ve que en este caso los ataques virulentos sufridos por esta santa religiosa son gratuitos y puramente personales.
Hay una frase todavía más sorprendente: "En diez años habrá cambios en la Iglesia desde la base". A mí las opiniones sobre Chávez me importan un comino. Pero los vaticinios sobre la Iglesia me descolocan más. Supongo que por base no haya que entender la piedra angular que es Cristo, ni la piedra que es Pedro. Supongo que aquí la monja utiliza otro lenguaje, el que corresponde a las "bases" como se habla chavísticamente de las bases del Partido o como se hablaba hace veinticinco años de las Comunidades Eclesiales de Base. Pero especialmente en este sentido la afirmación es preocupante. Porque manda a tomar por saco la eclesiología más esencial del Concilio Vaticano II, la de la Iglesia como misterio de salvación. Que no, que ya no, que la Iglesia no es un misterio, no tiene que ver con semillas que crecen sin que el hombre sepa cómo, sino que es algo, por lo visto, pronosticable a diez años vista, como puede pronosticarse la evolución del SIDA o el cambio climático. Escribí una vez, temerario de mí, ignorante de mí, sobre una teología enferma. Poor, poor, pitiful me, pobre outsider cuyas luces no llegan a penetrar la luminosa profundidad científica de la realidad, ignorante que camina solamente con esa linterna débil de la fe y de un magisterio, al parecer, de tontos.
Ay, pobre Blosio, tan anacrónico, aristocrático, machista, incapaz del rigor de escribir a seis manos. Cuánto polvo no estarán acumulando los ejemplares del Speculum monachorum, sus bienintencionadas exhortaciones a meditar sobre lo que el monje (o la monja) haya venido a hacer al monasterio, aquello de que, muerto al mundo, viva sólo para Dios. Pobre Benedicto XVI, pobre iluso, a tu edad, con tus achaques y todavía empeñado en enseñar, en guiar, en evangelizar, pobrecillo cegato guiando a millones de ciegos, recuerda, recuerda, caecus caecum in fossam trahit, pide la luz, estás todavía a tiempo, pide la luz a la base, no sé qué entender por base, tal vez tu ex-mayordomo, tal vez los de Entrevías, no lo sé, mira a ver, tal vez Dios lo sepa, pídeselo. Porque aunque la providencia se haya vuelto tan decepcionantemente predecible, se supone que Dios sigue siendo Dios, aunque un servidor, cuando abre el periódico y lee ciertas cosas, tiene la tentación de sospechar que sí, que Dios es Dios y que Forcades no es su profeta, sino más bien su asesora.